Mi cuerpo está viejo.

Igual que las calles de mi barrio
mi cuerpo está viejo;
ya no juegan los niños en los caminos
a piola, al trompo, ni al tejo,
ni con cometas, ni al boliche: chis y palmo,
ni siquiera cuentan cuentos,
todo ha envejecido
con el transcurrir del tiempo.

Todo se ha perdido en el asfalto
que ha cubierto mi pueblo,
dicen que son avances del mundo
de este mundo nuestro.

Pero yo añoro aquellos tiempos
aquellos tiempos viejos
cuando jugábamos en las calles
a la escondida o al tejo;
en aquellos caminos de tierra
sin ese asfalto negro y feo.

Ya no vienen las golondrinas
que nos anunciaban viento,
y jugaban con nosotros
no importaba a que juego;
ni echan las cometas
para que las eleve el viento
con rafia de badana
de aquellos rolos viejos,
que ahora se enredarían
en los cables de Unelco.

Ni se escuchan las campanas
del reloj del campanario viejo,
que cansado seguía marcando
todas las horas del tiempo;
ni las campanas que tocaban:
a misa, velorios o incendios;
todo se ha envejecido en mi barrio
ya solo quedan recuerdos,
a los que nombro con palabras
para que no mueran en silencio´

Jecego.

No hay comentarios: