A las Dehesas.

Hola tierra mía, como te recuerdo
entre estas cuatro paredes recogido,
la gripe me tiene amordazado
evaporándome entre suspiros;
no sé si llegarán a ti, mis pensamientos
dímelo cuando vaya a verte,
enséñame los brotes en cierne
de tus parras, las parras mías;
y no dejes que los conejos
hagan daño a tus pámpanos
para ofrecerme tus alegrías,
y enjugar un poco mi llanto
por no verte en tantos días.

Se que no puedes hablar
que tus hojas no dicen palabras,
pero tu color me dice
cuanto llevas en el alma;
un alma diferente a la mía
que también quiere y habla.

Quizá vaya a verte el lunes
solo tú y yo lo sabemos,
llevaré todos mis sentidos
trataré de andar todo tu cuerpo;
por si algún conejo ha herido
alguno de tus sarmiento
y curarte como siempre
aunque me siento ya viejo,
pero haré todo cuanto pueda
para evitar el dolor de tu cuerpo.

Me encanta el olor de tu tierra
el color de tus plantas verdes,
en vino que tú me das
y estar junto a ti, si tú quieres.

Jecego

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