Hola preciosa luna,
tu belleza me encanta y
embruja;
te miro en la noche oscura y
siento
en mi alma ese silencio que
me abruma,
ese resplandor que me
acaricia,
esa voz sin eco que se queda
en mí oído
como si tuvieras alma, en tus
brumas,
y compartirla conmigo
quisieras;
te siento, luna lunera,
te siento junto a mi, como
amiga,
me siento cobijado en tu
bruma
al calor de tu suelo por el
sol diferido,
como un sueño perdido
entre pedruscos muertos en
los siglos,
que dejaron de ser quimera
y nos venderán pronto los
chinos.
Jecego.
1 comentario:
Querido Jesús tú siempre tan romántico, pero a ala vez con una pizca de sentido del humor.... que bonito poema.
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