La imaginación que solo fue eso.
La lúcida voz que me acompaña
suena en el río de mi vida
cristalina
invitando al cielo se mire en
ella,
único espejo donde mirarse
pueda
con el amor que le acaricia
mi palabra.
Tanta luz da mi voz al cielo,
que a veces,
crea una noche para verse
en la luz de mi voz, que solo
es memoria
y crece, a orillas del viento
que la lleva
hasta el lejano alboroto de
las estrellas.
Allá, se diluye mi voz entre
tanto ruido,
deja de ser lúcida en aquella
noche profunda,
pierde su calidad de espejo y
se hace noche
donde es una estrella más en
el cielo
que ha perdido su voz por el
camino;
se hace amiga de la luna y la
habita
y en pareja rompen el
silencio lunar;
inventan un espejo en sus
muertas dunas,
un lago de silencios, donde
se mira la luna
y un monte de grises donde se
pierde mi voz.
(Deja que tu imaginación vuele, te enseñará cosas
increíbles).
Jecego. Viernes 04 de mayo
del 18.
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