Pico de Cho Marcial, después
de la lluvia.
Limpias tus heridas de polvo
y nieve
luces negro como el azabache,
negras son tus heridas
agrestes
de roca lávica mirando al
cielo
suplicando amor silvestre.
Roca volcánica de ásperas
heridas profundas,
cuyos bodes son frontera
inmisericorde
de su hermana de enfrente,
separada para siempre;
donde el amor también existe
y mantienen unida su raza
en su fondo sin fisuras,
hermanas para siempre
donde se esconde el frío la
nieve, y la memoria de una raza.
Pico áspero, serio y seguro
guardián de su valle;
donde los pueblos de Güímar,
Candelaria y Arafo,
viven seguros mientras
duermen felices, esperando
entre Izaña y el horizonte
transparente;
un amanecer de colores y
cálida semblanza,
con el calor de un sol, que
caliente su cara, siempre.
Jecego.Lunes 26 de febrero del 18,
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