Un plácido rayo de luz
entra por mi ventana,
se posa sobre la mesa de mi
cocina
y me llama;
me siento a su lado
me acaricia
dando a mi piel calor
y a mi alma ternura;
siento su calor correr en mi
sangre,
siento la alborada como si la
viera,
siento en mi la primavera
de un mes de abril de ayer;
siento el placer fugaz de un
beso
el delirio embriagador de un
abrazo,
siento la luz atravesar mi piel
dejando mis poros abiertos al
salir.
Siento alejarse la luz en
alas de un sueño,
con toda la belleza de un
sueño devorada,
por la niebla infinita de mi
sueño
hasta aquella luz majestuosa,
de tu alborada.
Jecego. Miércoles 03 de enero
del 18.
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