Güímar; barranco de Guasa.
Grita barranco, grita, grita,
llora,
no reprimas el dolor de tus
heridas;
llora si puedes, o si te
alivia,
a soportar el dolor de la
codicia.
Estoy contigo curando tu
herida,
aliviando tu dolor con mis
manos;
aliviar, porque curar no
puedo
heridas que llegaron tan
hondo, por codicia.
Me gustaría saber por qué
llegaron tan profundo,
oyendo como oían, tu llanto
de dolor,
y tu grito clamando al cielo,
me matan, me muero.
Nadie quiso oírte hasta que
tocaron tus huesos,
y sin sentidos, morías sin
haber muerto,
ya sin lágrimas y sin dolor,
yacías en silencio.
Barrancos, pobres barrancos,
arenas que se hicieron de oro
en bolsillos ajenos.
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