Pensamientos que te obligan a pensar.
Cuando un papel se arruga
sus marcas siempre quedan
imitando un mar enarbolado
con olas grandes y pequeñas.
Y el amante marinero queda
a la deriva esperando la calma
del viento que a la ola eleva, y merma
al navegante, el amor por su barca.
Yo rendido amante de mi barquilla
cuando llegue a mi orilla, me retiro,
dejaré de ser su amante empedernido
para ser su amigo, en sus orillas.
Cogí tanto miedo a las olas, que ahora,
tanto las grandes como las pequeñas,
las veo tan altas como el acantilado
donde la ola se estrella y hace espuma.
Y no es ese el fin que quiero,
para mi vida a última hora;
sufrir viendo como llega la ola
que a mi vivir le roba el tiempo.
Jecego
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