El niño que esperó a que su madre volviera por
Navidad.
Un niño había aprendido a
leer con su madre a la sombra de un árbol solitario a las afueras de su pueblo,
pero un día por navidad su santa madre subió al cielo y le prometió que por
otra navidad volvería por él, el niño, cada día venía a leer solo bajo el mismo
árbol y releía y repetía todo lo que había aprendido con su madre que era todo
lo que sabía; el 25 de diciembre, siguiente a la partida de su madre leía lo
grande que es el amor, de lo mucho que se querían; el viento su amigo, le traía
aromas de flores aunque no había ni una por los alrededores, y él seguía
leyendo las líneas que le había dejado su madre entre la soledad y el silencio;
de pronto llegaron muchos pajaritos y posaron sobre aquel árbol solitario, quizá huyendo de alguna
tempestad, pero él seguía leyendo ahora con la música angelical que se había
apoderado del lugar; mientras leía un pájaro dejó caer en su página, sobre la
línea que nombra a su madre y se abre un hueco tan profundo que atravesó el
cuaderno donde leía, se asomó para ver que había en el agujero, y vio a su madre,
corrió a abrazarla y se fue con ella, cumpliéndose así lo que su madre le había
prometido: “vendré a buscarte por navidad”.
El cuaderno quedó en el
lugar, y un hombre solitario que lo encontró, leyó, no mires al cielo buscando algo,
búscalo donde pisas, sea navidad o no… la palabra de una madre es la voz de
Dios, que siempre se cumple………
Jecego.
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