Mariposas.

Mariposas.

Algo de ellas regocija mi alma.
Ver volar esa pintura,
la magia de su arquitectura
y ese silencioso vuelo de bellas alas.

Debió ser algo supremo
quien creó esa mágica figura,
que en cada flor posa sus dedos
y en cada una firma un cielo con su pintura.

No debió ser fácil su creación
porque no hay muestras en el cielo,
ni en la tierra tantos colores
como ella muestra en su vuelo.

No, no debió ser fácil crearlas,
buscar equilibrio entre alas y cuerpo,
esos colores tan bellos en equilibrio
entre la tierra y el cielo en sus alas;

y buscar luego el lugar exacto
para desarrollar con su cuerpo el vuelo,
y esa libertad que le da mi valle
entre Izaña, el Socorro y el Puerto;

revoloteando sobre la retama
la albahaca, rosas, azucenas, jazmines
y geranios, mirando siempre al cielo
en el más hermosos de los vuelos.


Jecego. Sábado 10 de septiembre del 16.

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