Dos horas después.

Dos horas después de:
hoy no huelen los eucaliptos.


Se asomó el sol a nuestro cielo,
y de nuevo trajo la música perfumada del eucalipto,
esa sonata olorosa que nos da y alegra la vida;
y casi al instante aquella luz perfumada
de sus rayos, nos devuelve nuestro aliento
manifestación última de nuestro tiempo.

No sabríamos condenar el mal tiempo….
pero sabemos bendecir al descubrir la vida;
y el buen tiempo y el sol, nos hace sentirla
arrodillados, mirando al cielo, agradecidos
por devolvernos el aire perfumado del eucalipto
que a pesar de haber sido vapuleado por el viento
vuelve a regalarnos su perfume con su aliento.

Aprendamos, la vida nos enseña………

Jecego.


6 comentarios:

Katy dijo...

Aprendamos, la vida nos enseña...
La vida es la mejor escuela, pero muchos somos muy malo alumnos y aquísi que no hay repetidores. Así que más vale al menos aprobar aunque sea raspando.
Te dejo un cálido abrazo olor a eucalipto y mis deseo de un buen finde para ti. Bss

Martha bernal dijo...

De casualidad pasé por tu blog y me quedo, he leido lo que escribes y me encantó. Un saludo desde México

Ilesin dijo...

Mi querido Isidro, después de la tormenta siempre renace la calma y con ella todo vuelve a su origen y los eucaliptos dejan en el aire su fragancia poderosa .
Besos

Unknown dijo...

Querida Katy, la verdad es que eres mi enciclopedia; gracias por compartir tanta sabiduría con tus palabras. Agradezco tus visitas y comentarios; porque en parte son veredas nuevas en mi camino ya viejo.
Un abrazo amiga.... Isidro.

Unknown dijo...

Amiga Martha Bernal, gracias por tu visita y comentario. Me agrada que te hayan gustado mis letras; son el resultado de arrancar a mi memoria retales de mis historia ya muy larga que con paciencia voy desgranando en este y otros blogs. Un abrazo por quedarte; trataré de no defraudarte. Jecego.

Unknown dijo...

Amiga Ilesin; después de la tormenta viene la calma; siempre ha sido así y no es posible cambiar. Seguiremos luchando como ayer, borrando en lo posible aquel mal momento. Jecego.