Yo soy aquel que se ve en el espejo.
Breve historia de un niño soñador.
Foto de Jecego.
He
subido hasta la dehesa
para acompañar al pino
canario,
y ver desde ese santuario
mi pueblo, sus calles y mi
barrio.
Allá,
veo el mar atlántico
como espejo en su marco,
y en el espejo veo a un niño
como de unos doce años:
moreno, flaco y descalzo
con un haz de tederas al
hombro,
para llevar a sus cabras y
conejos,
hasta su corral, en Tonazo.
En otro lugar del espejo
(en
el barrio de los Majuelos)
veo al mismo niño, con otros,
jugando en la Asomada;
al boliche, al trompo, a
piola, al cuento,
a carreras por saber, quien
primero llegaba,
y a las cometas compitiendo,
por ver quien mas la elevaba.
A la pelota de trapo, que hacíamos
con las medias de punto
ingles,
que madre desechaba por rotas,
por la planta de los pies.
La media se llenaba de
papeles y algún trapo
apretados en el fondo, para
darle redondez,
le daban vuelta, para virarla
al revés
luego una badana, para
terminar el trabajo.
En
este espejo no hay orden
de edad, espacio ni tiempo,
solo hay muchos recuerdos,
llevados y traídos por el
viento.
Subiendo
por el tanque de don Cirilo
con el bulto cruzado, del
hombro, al costado,
iba a la escuela de doña
Maria de la Paz,
situada en el Calvario
en un salón de Gonzalo
Santana,
“la universidad del barrio”.
En el bulto llevaba, la
enciclopedia
Rodríguez y Rodríguez,
el manuscrito, países y
mares, una libreta,
tinta y pluma, goma y lápiz, y
la tabla;
en sus pies, ilusión, por
llegar a la escuela
y hambre de aprender, en la
testa,
con la docta palabra de Doña
María de la Paz
insigne y madre- maestra.
Las olas del mar, mueven a su
antojo,
el cristal de mi espejo imaginario,
trayéndome imágenes en
solitario,
sustraídas a mi memoria sin enojo.
Soy
masjuelero de nacimiento
aunque de la plaza soy
gregario,
recuerdo la casa donde nací
en la Asomada,
para mi familia, y vecinos, un
santuario;
recuerdo caminos, veredas y
llanos,
aljibes, tanques, y tarjeas
de mis acuarios,
donde bebía agua cuando venia
del campo
cansado, inclinando mi cuerpo
en el charco;
recuerdo a mis padres, en la
mesa, sentados,
sin televisión, sin lavadora
ni radio.
Solo se miraban a los ojos,
resignados,
extendiendo su mirada a su
rebaño…
Otra
vez se ha movido mi espejo
y ha trasladado mi mente al
instante
a un huerto verde muy largo
plantado de maíz, papas y tomates:
y veo a mis padres trabajando
y a mi hermano Melquiades en
un capazo.
La
mar se ha puesto brava con el viento
y mi espejo de agua marina,
me proyecta,
desde la altura de la dehesa,
estoy viendo
el serpentear de los caminos como veletas;
la montaña grande verde y ondulada,
como el pelo de una dama, de
buena plantáa;
las casas del Socorro
agrupadas
como un portal de Belén, en
arena templada.
El viento en los pinos me
hizo despertar,
de aquel sueño, que recuerdo
con sutileza,
pero como no soy ni desánimo
ni tristeza,
solo un álbum de mi
calendario;
recordaré todas mis obras pasadas y presentes
y contaré a mi manera, en mi
glosario,
todo lo que recuerde, de mi
lejano pasado
que hoy sus imágenes,
invaden mi mente.
Yo
no miro por encima de nadie
los que van delante de mí tienen prisa,
ellos, van acompañados y
volverán
pero yo voy solo con mi sombra, a
mi aire;
Desde la altura de la Dehesa
veo todo a mis pies,
engalanado
de verdes plantaciones, de
fresas,
aguacates, naranjos y plátanos;
y a mi alrededor veo, tengo,
y aspiro
todos lo colores y aromas del
agro:
peras, manzanas, ciruelas,
castañas,
higos, limones, uvas,
membrillos, nísperos,
tunos, nueces, higos cotos y
blancos,
y flores, que forman, un arco
iris agrario.
Toda esa belleza se puede ver
desde los cielos,
y desde la corona del pino
canario
en la dehesa, madre natura que ha
de ser,
residencia de dioses habitual por los
siglos;
corolario de hermosura y
placer,
de mi valle güimarero, una primura;
y por si fuera poco tanta
hermosura,
se le suma, la aurora boreal,
en el horizonte.
Jecego.
2 comentarios:
No puedes negar el amor que sientes por tu tierra. Se desprende de cada palabra y de cada verso
Bss
Acabaste de escribir un hymno a tu tierra. Muy bello.
Besos
Flor
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