La Poesía es lo poco bueno que nos ha quedado.

               Un ejercito de poetas para la paz.
Entre el pasado y el presente ha pasado mucho tiempo pero nada hemos aprendido de su paso; ha sido un paso baldío, donde nada tiene límites; todo es un campo de cenizas donde reposan los restos de nuestro trabajo, vano hasta la inconsciencia, negro hasta el infinito de nuestros días, y lo malo es que seguimos matándonos. No aprendemos nunca.
Solo quedó poesía de nuestra historia, solo alguna palabra grabada en la piedra, oculta entre pergaminos, o volando más allá de las batallas, de todas las guerras de toda conciencia.
Nuestra historia apenas sería reconocida sin poesía, sin aquellos hombres y mujeres que sin quererlo, o queriendo, pusieron su corazón en las letras y no en las balas. Sus almas convertidas en palabras aseguraron nuestro amor por el prójimo como a nosotros mismos, y cerraron sus páginas con un poema, y no con una bala como sigue siendo. 
El amor en plural es poesía.  Tu y yo somos poesía, porque entregamos amor, a cambio de nada, o quizá, a cambio de todo, porque sin amor, no hay nada.  Hoy parece ser que todo y nada es la misma cosa; porque aún, a pesar de todo, no sabemos ser poetas, ser buenos hermanos.

Jecego