Colaboradores agrícolas.

                                        Foto agrícola. Mis amigos colaboradores en La Dehesa.
                                                Según la sombra solar es la una de la tarde. Jecego.


Un viejo agricultor, miraba a sus ayudantes y colaboradores; herramientas indispensables en la agricultura, que sin inmutarse bajo el cálido sol, seguían esperando la mano milagrosa que les llevara por el surco apropiado para ser útiles a la mágica tierra, madre de todos los seres vivos. Ellos son fieles y sumisos amigos, que obedecen cuantos impulsos musculares le ordena su dueño, sin adelantarse ni un ápice a las ordenes de su amo.
Yo, el viejo agricultor,  permanecía al amparo de la pobre sombra que me brindaba el castaño aún con pocas hojas y escaso fruto, esperando un halo de brisa húmeda que refrescara el ambiente sofocante y cálido de un tiempo, fuera de  su tiempo, que quemaba con rabia el verde que apenas empezaba a brotar de las ramas.  El calor desanimaba hasta al más ardiente amante de la naturaleza y le animaba a irse a su casa a descansar.
Los colaboradores no tienen alma, pero preferían descansar antes que labrar la tierra, ni machacarla bajo aquella hoguera sin llama que la quemaba;  y el viejo agricultor hizo como ellos y se fue a descansar a una cueva cercana, mientras veía correr los lagartos que también buscaban la sombra en aquella parcela azotada por el sol.
Jecego.