Amada mía, el sol dora tu piel de seda.

Parras en La Dehesa de Güimar.

Perdidos entre  nubes grises
en la Dehesa, amor, paseamos.

Allá abajo quedó el Valle, tapado
por el mar de nubes, que la cubren
como un tesoro, con su acero azul y blanco
que le convierte en templo mágico,
sin sol, que se ha ido llorando
a su ocaso, en un viaje con retorno
brillante y plácido sobre el horizonte
que se oscurece y da paso a la noche..

Ayer las nubes lo cubrieron en su ocaso,
hoy, el sol sobre ellas las incendia con su luz,
las viste de colores oro, rojo, azul y blanco;
y baila con ellas con un ritmo extraño
que como locas se visten y desvisten
y saltan de uno a otro lado buscando su calor.

Amor, te traje a mi refugio
me he cubierto con la bruma,
quería tenerte a mi lado, sola
pero el sol no me da esa oportunidad
se mete por entre las ramas
y ante mis ojos, acaricia tu piel de seda
y da color de moneda dorada y broncea
mientras a mis ojos los ciega con su llama.

Ahora, descubiertos, vagamos entre los pinos
abriendo nuevos caminos, lejos del sol
mi enemigo;
en un mundo verde y gris
sin destino
huyendo de sus rayos.
cubiertos por la nube
hasta su ocaso..,,
pero tú amada mía seguirás conservando su calor 
sobre tu piel de seda, dorándola por él.......

Jecego.

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