A mis amigos del mundo.

Era una nube pasajera sin cuerpo ni alma
donde yo me veía, cuando la miraba,
fantasma invisible de toscas formas raras 
donde dormita el silencio,  ocultan las palabras
y enmudece la sublime libertad del hombre.


Da libertad a tu alma, déjale decir alguna palabra,
no las encierres en la cárcel de tu pecho,  
déjale que corran sus ríos, deja que corran sus aguas,
deja que salga de su encierro, el aire hecho palabra
y que no muera en su secuestro,  deja al aire que salga.


Deja que siga su proceso, deja al aire que salga
que rompa el silencio y se haga palabra,
no importa que no podamos verlas en brazos del viento
como una cometa con imagen cambiada, déjale 
libre  surcando el cielo,  porque en sí, la palabra solo es aire.


Una palabra tuya, te hará sentir vivo,
no la encierres en tu pecho, 
deja al aire seguir su camino;


como el río al agua
como el día a la noche
como el silencio al ruido...


Deja al aire que se vaya....
pero hecho palabra,
que se oiga en todo el mundo
como el agua dulce del río
sobre el agua de la mar salada.

Porque el hombre solo es libre cuando habla.


Jecego,
   
Ver también la anterior:
El árbol como amigo del hombre.