Regalo a mis amigos.

Amigos de todos los continentes. Primero a las Damas.


La lluvia me hizo bajar de la montaña, no pude podar las parras, cuando mejore volveré; pero les he traído una enorme nube cargada de rocío para las hermosas mujeres que contactan con mi blog, y para las compañeras de los amigos que lo hacen, seguro que les traerá alegría, porque belleza, ya la tienen en sus cuerpos y caras.

He hablado con las nubes, con la tierra, con las aves que vuelan, con los pájaros que se posan sobre los desolados y deshojados árboles, con la hierba que apenas está brotando de la tierra mojada.

Solo los manzanos y los ciruelos (no tengo almendros) me reciben con sus flores, agradeciendo que les miren con buenos ojos. Ellos me ofrecen todo lo que tienen:  un gran ramo de colores rojos, rosa y blanco, con su perfume embriagador, de amor impregnadas
.
Unos pájaros se posaron en algunas ramas, miraban a su alrrededor y entre aquellos  ramos de flores, cantaban.. regalaban su alegría  a cambio de nada, eran felices entre el rocío y las flores blancas.

Una nube pasaba, envolvía aquel jardin, lo ocultaba, y desde mi guarida, oía aquel concierto que salía de aquella oscura sala de música que invadía mi alma.
Música de ángeles entre tantas flores perfumadas, que rompian  el silencio de aquella extraña sala, donde el rocío se lucía y descansaba y los pájaros lo celebraban.

Entonces, me acordé de ustedes, mis amigos, hablé con las nubes y su rocío, con los árboles y sus flores, y con los pájaros que cantaban; les pedí permiso para traerles a ustedes un trozo de aquel cielo envuelto en una nube blanca, para hacerles más felices si pueden,  este fin de semana.

Y aquí está mi regalo, un regalo de la montaña, de las nubes, de los pájaros, de las flores de mis perales y ciruelos,  y un trocito de mi alma.

Jecego.