Reirse tambien es bueno.

Reírse también es bueno.

Una mañana un joven nómada iba andando por el desierto
y al ver su sombra muy larga se reía,
pensando que como siendo él tan corto
se veía tan larga su sombra;
cruzando el borde de una duna,
su sombra, se hundía, y tubo miedo,
miró a sus pies apoyados en la arena
se sintió seguro, se miraba y se reía.

Siguió andando sobre las dunas
pero su sombra, cambiaba de duna,
mientras él no podía, se tocaba,
miraba a sus pies y seguía;
confiaba en su fortuna, miraba al horizonte
y seguía; pero algo extraño le pasaba,
a medida que avanzaba el día,
su sombra le parecía más pequeña,
la miraba y se reía.

Llegó el cenit, el sol en su apogeo
le quemaba, pero quería llegar a su meta;
y seguía andando;
de pronto observó que no estaba su sombra,
que le había abandonado, o se había perdido,
no quiso buscarla y siguió su camino
al llegar la tarde, miro atrás para ver el camino andado,
y asombrado, vio de nuevo su sombra, muy larga
y le dijo: ¿te has cansado?, ¿no puedes con migo?,
la sombra calló y siguió rezagada;
llegó la noche y desapareció,
el joven nómada, rió, creyó que la había vencido.

Descansó durante un rato, y cuando salió la luna
emprendió su camino, y volvió a ver su sombra,
ahora delante, de color plata, larga como al inicio,
se sintió de nuevo grande, porque dos sombras
se lo habían dicho, una color de oro, otra de plata
que le hicieron feliz en su larga jornada,
caminaba sobre su sombra, y se reía.

Cuando acabó la noche y se hizo el día
con la luz del sol, apareció su sombra de oro,
muy larga sobre el desierto;
se miraba y se reía; se dio cuenta, que su sombra era la luz,
y andando se reía, haciendo bueno su camino.......

Jecego.

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