El lince, la oveja y el silencio.





















El lince es un animal carnicero, félido (mamífero carnicero, de cabeza redonda, h0cico corto, lengua escamosa y patas con dedos retráctiles, como el león, el tigre y el gato), de pelo rojizo y orejas puntiagudas, terminadas en un mechón de pelo negro.


La oveja, es un animal mamífero, doméstico que produce leche y lana, además de carne como fin último.


Les contaré como convivieron durante algún tiempo un lince y una oveja en una pequeña granja sin que el carnívoro devorara a la apacible oveja, ni ella huyera del carnicero, aunque tuviera pocas posibilidades de escapar; y como lograron complementarse para serle útil el uno al otro.


No podemos hacer la historia sin esperar a que se desarrolle, detalle que nos obliga a esperar en silencio los acontecimientos que nos darán la luz.


El lince como animal sagaz pensó: si mato a la oveja y me la como hoy, ¿que comeré mañana y pasado?, porque no veo por donde salir de las cercas de esta granja.


La oveja pensó: yo no puedo huir de esta fiera que me comerá vivíta y coleando, pero, ¿como podré enviarlo?.


La oveja en silencio, desbordando la imaginación del más sobresaliénte pensador, y por supuesto, superando con creces la sagacidad y voracidad del lince, puso a su pequeño y noble cerebro a luchar contra la adversidad.


Ya habían pasado muchas horas de su accidental encierro, y el hambre del lince empezaba a hacer mella en su estómago, y reconsideraba su pensamiento primario, mucho más cuando al medio día, vio a la oveja tendida sobre una piedra casi sin respirar; el lince se aproximó a aquel peludo bocado con la intención de saciar su hambre, cuando de pronto vio un grupo de aves rapaces que se acercaban a la casi inerte oveja; el lince que vio venir del cielo su comida, gracias a la astucia de la oveja, y pensando que era más fácil desplumar a un águila, que pelar a una oveja, convirtió su idea asesina de comerse a la oveja, en otra más inteligente, cazar y comerse un águila, a la vez que reservaba a su compañera la oveja para otra ocasión, (el lince no cococía la estrategia de la oveja) ni lo que ésta había imaginado y convertido en realidad; (la forma de que el lince comiera sin ser comida), y además ser admirada por éste; luego la oveja se fue a dormir a un lugar más seguro, sabiendo que el lince había saciado su hambre.

Al atardecer, la oveja en vez de recogerse en algún cuevacho del lugar, volvió a encaramarse en la piedra de la salvación ante los asombrados ojos del lince, que a pesar de su sagacidad no comprendía el comportamiento de la oveja, pero ya tenía la obligación de protegerle y lo haría echándose cerca de ella "aunque a ella le temblaban las patas de miedo" mientras (el lince ya estaba convencido de que su vida dependía de la inteligente oveja), pasado un rato apareció un cuervo creyendo a la oveja muerta, que tuvo la misma suerte que el águila, el lince se lanzó sobre él y lo devoró.

La oveja, en el más riguroso silencio, convencida de que de momento iba salvando el pellejo, volvía a su apartado lugar de descanso.

La oveja no tenía problemas de alimentación, ya que en el lugar había suficiente pasto, su preocupación consistía en atraer a otros animales para que comiera el lince y escapar de ser comida.
Los días pasaban y se repetían las estrategias de la oveja y la cacería del lince, pero en menor grado, ya que las aves habían aprendido unas de otras, como es la norma de la supervivencia.

Entre los dos animales había surgido una química de dependencia y si no se querían, si se necesitaban. Pero ya la oveja no tenía ese poder de atracción para las aves que le servían de alimento al lince y la oveja empezaba a preocuparse por su pellejo, mientras el lince empezaba a padecer hambre; aquella torre de Babel que habían hecho la oveja y el lince empezaba a tambalearse.

Como casi siempre la suerte llega del cielo; un helicóptero de protección de la fauna terrestre observó a la oveja en aquella encrucijada y sus ocupantes decidieron bajar a salvarla, y abrieron la puerta de aquella finca, su prisión. Pero cual fue el asombro de los guardianes de los parques, al ver acercarse a un lince, de la forma más humilde, aproximarse a la oveja, y mirándose cara a cara, lloraron los dos; quizás despidiéndose o tal vez, dándose las gracias por sus respectivas salvaciones, o por haber acabado su odisea de la forma más inteligente, con los argumentos que solo ellos conocen.

Luego cada uno se fue por su camino, en silencio, ambos miraron al cielo y dieron gracias, porque desde allí llego su salvación. Las aves primero, luego el helicóptero con sus guardianes .

Los guardianes del cielo siguen preguntándose en silencio,(pensando) ¿como pudieron convivir un lince y una oveja, en un recinto cerrado?, ustedes ya lo saben, pero, ellos no.
Seguramente pensarán que la inteligencia está por encima de la fuerza. O, eso es un misterio.

Quizá un día lejano se encuentren otra vez, la oveja y el lince, rodeados por sus hijos y nietos contándoles que la inteligencia bien aplicada puede resolver los problemas más difíciles.

David venció a Goliat. El Cid, ganó una batalla después de muerto. La cara engaña, porque la inteligencia se oculta detrás de ella. A los problemas no hay que darles la espalda, hay que solucionarlos dando la cara.

Jecego.

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