Dijo el sol a la luna. (Le
contaba).
Cuando languidecía una tarde,
un día,
cuando había terminado mi
faena,
fue tan grande el dolor y la
pena que sentía
que no la había sentido en mi
vida.
Sentí que mis rayos se
desvanecían…
que tu plateada luz argentaba
al hablarte,
y por un momento te sentí
acercarte
argenta como tu plata, tu
rostro todavía.
Entonces, silencié mi luz
para sorprenderte;
pero ya había llegado la
furia de mi pensamiento,
mis rayos habían quemado tu
manto,
y mi luz solo me alumbraron
tus labios….
mis palabras se hicieron
cenizas en ellos,
y mi corazón de fuego, siguió
a tu lado…..
quemandote…..
Jecego. 01 de noviembre del
16.
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