Como la retama
espera en la cumbre.
Yo en mi azotea espero al mediodía,
deseo el contacto del sol en mi piel,
con la tuya junto a la mía abrazados,
y compartir los dos esa gracia del cielo.
Estoy herido por tus abrazos sentidos,
atravesado por las espinas de tus rosas;
camino por tus caminos de ortigas solo,
esperando llegue el sol del mediodía
que pudiera alumbrarme otro camino.
Debo lavarme el sudor ensangrentado
por las punzantes espinas de tus rosas,
y aliviar a mi piel del dolor de las ortigas
que en mi camino me han hostigado.
El aire fresco de mis cumbres me llega,
y alivia mi cuerpo del dolor que le aflige,
mi corazón siente flases del amor que vuelve
en brazos del sol con su victoria sobre la lluvia.
Ya me siento aliviado y doy gracias al cielo
por su pobre pero bienvenida lluvia;
por lavar mi piel ensangrentada por las espinas
y librarme del dolor de mi piel por las ortigas hostigada
como la retama en la cumbre, espero el agua del mediodía.
Jecego.
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