Soñar, otra vez soñar.
Cada noche me oculto en la
envoltura de un sueño,
lo aprieto contra mi cuerpo y
lo hago sentir lo que siento;
de su cuerpo me alimento y en
su gemir comprendo
que hay amores que matan, y
sueños que son amores
que abolen los sentidos y
crecen en silencio.
Cada noche mis brazos se
aprietan en un sueño
para escuchar aquella voz
apagada de mi sentir,
y siento cada noche lo que
quiero oír en la oscuridad
que me acompaña, haciéndose
luz y esperanza
de un lúcido mañana en un nuevo resucitar feliz;
rompiendo las tinieblas
enrevesadas de la oscuridad
con nueva luz, nuevo sueño y
nueva esperanza.
Soñaré de nuevo buscando el
mismo cuerpo de ayer,
incendiaré mi pensamiento con
el fuego de su cuerpo
al compás de mi corazón que irá modelando el suyo,
y arremolinaré palabras que
se conjuguen en poemas
que le digan lo que quiere y
no puede
con el lenguaje de los ojos,
el fragor de los labios
el fragor de los labios
y de unos brazos que se
pierden buscando donde prenderse.
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