Retamas de la isla mía
arbusto y flor de mi Güimar,
de robusto y hermoso tallo
flor que engalana mis montañas;
perfume de mi Isla
colores de rara estampa,
asentada en la cumbre
cerca de su padre Teide
en el jardín de Ucanca;
preciosa te llaman los dioses,
preciosa la mujer canaria,
imitando tu perfume
de cálida fruta agridulce
como un beso que se roba
a nuestra amada descuidada;
hechizo de mi Isla
que comparte con sus hermanas
que le miran con cariño
embrujado por tus retamas;
mi Isla es el estandarte
de las bellezas más raras;
es sueño y deseo del mundo
ver el Teide y sus retamas;
luego, el sol y sus playas,
dormir sobre sus arenas
disfrutando un amanecer
desde el Valle de Ucanca.
Jecego.
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