No me digas no.
No me digas no,
cuando tus ojos me llaman,
no condenes tus deseos de mi
por oír solo la palabra; no,
porque no, es una palabra
innoble
cuando es portavoz, de una
puerta falsa;
no, condena la voluntad de
ser
algo más que la negación
absoluta;
no, es una puerta que se cierra,
una noche que nos deja en
tinieblas
una voz que lo borra todo; un
reloj que se para;
no me digas no, dime: ven y
pasa
para que se haga la luz en
nuestras mentes;
que nuestra sangre tenga
sentido y vaya
a todos esos rincones tuyos y
míos
donde no ha llegado la luz y rompa
el alba.
Di si, cada mañana al salir
el sol,
no olvides que ser, o no ser,
depende de ti;
que si, es la llave de cada
amanecer,
dile: ven y pasa, acércate a
mi, amigo,
que tu esencia, tu luz y mi
sentir, sea mi vivir.
Jecego.
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