Hoy la luna amaneció color rosa
preciosa y seductora,
nunca como ahora
pero siempre tan hermosa;
me acurruqué a su espalda
y dormí unas horas,
desperté con la señora
con el color rosa de su cara;
se hizo el día y ocultó la luna,
no quería ver al sol
culpable del color
que ahora tenía su cara;
era la misma luna de siempre
pero un beso en la frente,
del sol su amante
había cambiado su semblante
y el color argente de su piel;
ahora de color rosa
tan distinto al de ayer,
cambiada por el beso aquel
que ruborizó su piel de roca.
Y llegó con la noche loca
su trono imperial y resplandeciente;
se hizo ver y sentir, y supo esperar,
a que llegara el sol y su amanecer
y con su amante poder tener
un encuentro fantasmal
y en el mismo lugar, poderse besar
más allá de la frente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario