La poesía es un duende que
habita dentro del poeta.
Un duende vivía dentro
de la palabra “poesía”,
pero un día se rompió la
palabra
y se hizo signos, murió el
duende;
morirá la poesía por esa
razón?,
no, la poesía nunca muere
mientras exista la belleza
que de luz al corazón;
la palabra se hizo letras
y las letras, mariposas,
que se fueron al jardín
a revolotear sobre las flores;
unas sobre las flores
blancas,
otras sobre las rojas,
querían ser poetas
usando solo la mirada;
que se viera la poesía
y se sintiera, en el alma;
y volaron de flor en flor
buscando en sus pétalos la
armonía;
blanco y rojo entre las
rosas;
entre las begonias
rosas pálidos y morados,
con azucenas primorosas
modelos de cuerpos como
diosas,
con violetas como labios,
y con capullos como miradas
con esos ojos extraños,
hicieron el primer poema para
los ojos
sin usar el lenguaje hablado.
Cuando el poema se miró al
espejo
del agua de aquel lago,
tembló de contento el poema
viéndose tan bien
representado;
se percibía a través de los
ojos
para las mariposas un
milagro;
demostrando que la belleza
está ahí
y que nosotros, solo la
usamos.
Jecego.
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