El hombre se
adivina y se piensa.
El hombre es un resumen de sí mismo,
se mira en su espejo y reconoce;
se hace silencio y calla su destino,
tierra y agua, día y noche y mucho silencio;
tierra y agua, día y noche y mucho silencio;
luego se hace tiempo y se mide,
también mide su espacio y comprende,
que él es la memoria que había perdido
en el tiempo y espacio que vivió siempre;
que es memoria perenne de espacio y tiempo,
esa luz que siendo sombra se eterniza
para crear su propia luz en este mundo nuestro,
que es la misma luz de siempre, en nuestra memoria.
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