A la sombra de un eucaalipto

A la sombra de un eucalipto
mis pulmones aspiraban su aroma encendido
como una llama que entraba en mi pecho
y lo llenaba de un aire diferente, agradecido,
fresco y cálido a la vez, venido del cielo.

Parecía atravesar todas mis puertas
con la libertad que tiene el viento de hacerlo,
me sentía transportado sobre una nube
de un aroma diferente que me flotaba
y respiraba sabor a ti a su sombra;

Entonces recordé que en nuestra juventud
nos sentamos en el recreo a la sombra de este amigo,
nos miramos y cogimos las manos;

y pueda que sea su memoria la que me recuerde
que un día ya lejano, él, respiró con nosotros
ese aroma que hoy me recuerda el viento.

Refresca mi memoria
y trae tu recuerdo
con ese sabor que me dejó tu mano….


Jecego.

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