La venganza del sol.
Erase un señor que lo tenía casi todo; se asomaba a la puerta y todo
su séquito se postraba ante él esperando sus ordenes; pero uno de sus vasallos, no le gustaba estar
esperando turno de ordenes de trabajo, y dijo a su jefe: que era mejor
programar un horario que perder el tiempo esperando turno, o hablar con dos o
tres a la vez; él jefe silenció la opinión y siguió su camino; un día tras otro
seguía su criterio hasta que un día confundió el nombre de uno y dio la orden a
otro; hubo silencio, y continuo siendo norma hacer cola para hablar; el hombre
en desacuerdo, se cansó de recibir mensajes y ordenes extrañas y decidió no
recurrir a la cola aún sabiendo que podría perder su trabajo y así lo hizo, no
asistió a la cola de amigos a recibir su mensaje, y perdió su trabajo a cambio
de la libertad, de no sentirse cordero negro entre tanto cordero blanco.
Hoy, ya sin trabajo, a la hora de salir el sol; un rayo de luz asomó
en el horizonte y sin decir nada, dijo adiós y se fue, no se a donde, pero no
está; quizá sea la venganza del jefe que no quiso escuchar la opinión de uno de
sus seguidores tan lógica y razonable porque prefería sentirse dios.
A veces, cuando lo tenemos todo, queremos más, aun sabiendo que
tenemos suficiente, solo por llevar la contraria, o peor aún, para demostrar quién
manda; hoy el sol es un mal ejemplo, se tapa la cara para no mostrar su faz. Se
oculta y calla; espero que pronto haya paz y regulación del trabajo, escrito,
sin cara, pero con orden. No pretendamos poner a comer a dos o tres, en un solo plato; podemos hacerlo, pero es malo.....
Ese día saldrá el sol sin máscara.
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