El juego a dos manos.

Apenas empezó ayer, y ya se acaba.
Y me pregunto: nace o muere?. Uno.
O mueren un poco, todos, cuando son muchos.

Hay cosas que al nacer traen su sello
cosas que no nacen solas, sino acompañadas,
cosas que van de la mano de otras,
que se ocultan entre la ropa
y cuando hay viento, se asoman
en el más absoluto secreto, y brotan.

Yo creo en el amor, y pienso que es la cima
del ser que ama y es amado;
siento la reciprocidad a la par,
y siento dolor por aquellos, que ocupan sus dos manos
confiando demasiado en la oscuridad, en la sombra,
porque siempre habrá un viento que lo destapa.

A veces lo que vemos no es la sombra, es el árbol.
Todo lo demás puede ser un castillo en el aire.
Todos los caminos no son silencio, sueños dormidos.
Hay caminos que hablan, y van al mismo sitio
acompañados de pensamientos largos;
y terminan cuando apenas empezaron
sin llegar a un amanecer claro
con sus dos manos ocupadas, en su andar largo.

Jecego.



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