Te oigo.

Te oigo.


Oigo tu voz en el silencio,
veo tu luz más allá de horizonte,
huelo tu perfume cuando pasa el viento
y toco tu cuerpo cuando cierro los ojos
en la alborada de mi sueño roto.

En el amanecer cristalino de una lágrima
te veo cálida rosa brillante y perfumada;
te siento a mi lado sentada con tu mano asida
escuchando  tu música preferida, canaria.

Miramos al cielo azul poblado de estrellas
quizá mirando nuestro vivir sereno,
hasta que un trueno rompe nuestro sueño
y una rosa viene a nuestro encuentro y nos besa.

Se rompe la magia de mi sueño,
se eterniza mi soledad en ese horizonte sombrío;
y espero que el viento me traiga de nuevo
la luz aquella que miraba y rompió el trueno.

Jecego.



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