A veces es mejor no
despertar.
Hoy sentado, pensando en un ayer lejano
me vi también sentado sobre una piedra,
en la playa del Socorro mirando a las olas
en su vaivén, diario sobre la arena;
dejaba que mi mirada se fuera con la espuma
mar a dentro; a Las Palmas, pensaba,
ya volverá en otro momento, en otra ola,
ya marinera perdida como esa gaviota blanca.
La inmensa masa de mar se hacia mayor
a medida que mi mirada se alejaba, y recogí mi sueño
hasta mies pies, donde había llegado el agua
y roto mi pensamiento que marineaba.
La espesura del aire se había hecho muy densa
el calor había calentado su masa y se hacía difícil
respirarla;
me levanté y fui a la sombra, la cosa cambiaba
y me dormí, mientras esperaba que volviera mi mirada.
Cuando quiso hacerlo, ya era tarde,
se había recogido la marea,
palidecía el día de cansancio,
la gaviota se había ido volando
y mi mirada no había vuelto;
quizás mareada
se había dormido, sobre el agua….
Jecego.
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