lloraba a sus semillas tendidas a su sombra;
y reía porque se había alejado el viento
que le raía sus hojas, semillas y perfumes
que se diluyeron y volaron con su intangible cuerpo.
Ahora descansaban sus brazos de la ira
de aquel viento que implacable luchó contra él;
al que resistió hasta aplacarle, y reducir su ímpetu
obligándole a refugiarse en su cueva
de donde nunca debió haber salido antes.
Jecego.
2 comentarios:
Que belleza de poesía !! mi enhorabuena.
Besos
Amiga Ilesin; gracias, gracias y muchas gracias por tus palabras; eres una amiga maravillosa; tus palabras si que son bellas. Gracias amiga. Un abrazo. Jecego.
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