Siempre cuidaré Mi desierto.




Retomando palabras de Herodoto sobre el Nilo, 
sembraré flores, muchas flores en las orillas
de nuestro río íntimo, tuyo y mio, solo nuestro
que regaré con agua de mis ojos, y nuestro río;

sembraré flores todos los días que pueda ver el Sol
en la orilla de nuestro río, tuyo y mio, ausente
y crecerá un jardín de flores como tú,  en un mar de arena
con agua de mis ojos; y nuestro particular Nilo.

Caminaré sobre el Desierto que la suerte nos ha regalado, 
regaré sus arenas con mis lágrimas,
hollaré con mis plantas sus arenas          
hasta hacer brotar las flores en nuestro desierto;

y aunque solo yo pueda verlas crecer
las regaré;    siempre las regaré, amor;

con mi pena y mis lágrimas......regaré  
la ausencia de tus plantas en la arena,
hasta verlas emparejadas con las mías
en nuestro desierto de arena cálida, 
siempre....
 aunque tú no puedas ayudarme 
..siempre las.regaré...

las regaré, hasta convertirlo en un jardín de flores
donde tú mujer serás la más bella flor nacida, 
el desierto deje de ser desierto y convierta en jardín
donde la pasión se haga sueño, y el sueño amor, porque al fin.
fue eso lo que sembré...........

Jecego

4 comentarios:

A.L. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Katy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Katy dijo...

Querido Isidro
Apenas entro y me temo que tardaré unos días en hacerlo. Pero no he querido dejarte sin contestación por lo generoso y cariñoso que eres.
Muchas gracias por esta sensibilidad e intuición que llevas en el alma. No me pasa nada que en esta vida no sea ley de vida. La vida golpea, y esta vez le ha tocado a mi hermana María, mi única hermana cuyo marido nos dejó ayer para siempre. Y estas cosas descolocan de momento aunque lo vistamos con serenidad y aceptación.
Otra vez muchas gracias
Bss

P.D.
Bellos tus dos poemas
Cada vez pones más de ti en los poemas. La última estrofa es maravillosa.
Feliz semana

Unknown dijo...

Amiga Katy, y también María. Lo siento. La vida es así de cruel y divina. Es nuestro destino; regocijo y encierro; tristeza inmortal de lo divino. Principio y fin de lo nuestro.
Un enorme abrazo que desplace un poco del dolor vuestro, ahora también mío. Les quiero.
Isidro Jesús.