Juventud, suspiro al viento.

Juventud,  tan dulce y tan volátil al tiempo,

 te vas, y  dejas en esta memoria vieja

entre sombras de pensamientos, recuerdos,

y días con sublimes historias que asoman

con delicias de momentos,  que borrar no quiero.

Te he visto pasar a mi lado, como alma en pena
y he podido guardar de ti, apenas trozos pequeños;
vivo hambriento de un día de aquellos llenos de lujuria,
con los labios hinchados de vino y  besos, anclado
en una noche juvenil, quemando mi cuerpo en tu fuego.


Entre humo de cigarros, vino y sexo, caí al suelo,
sentí caer mi cuerpo como una sombra, apena una luz
vieron mis ojos; reflejada en el cristal de un vaso vacío,
mi cuerpo asido a tu cintura se resistía llegar al suelo,
pero me abandonaron mis fuerzas, las tuyas también fallaron
y quedamos los dos tendidos en la sala, unidos por un beso..


Amor, amo la juventud que todavía recuerdo,
siempre asociada a tu figura abrazada a mi cuerpo;
en esa simbiosis de cuerpo y alma interesados amigos
que luchan, se aman y se enfadan, cada segundo del tiempo,
hasta que amanece otro día, te lavas la cara,  miras,  y luego
empiezas de nuevo, la lucha de otro día con otro beso.


En mi juventud luché, atesoré sueños y amores
hice castillos de piedra y de aire; suspiré besos,
tome vino en otros labios bebidos; besé cuerpos
que sabían a cigarros, a otras manos y a vicios:


hoy solo recuerdos ocupan mi corazón vacío de tiempo,
cuando visito la tasca donde derramaba mis delirios,
caras nuevas, vicios nuevos; distinta música, apenas vino  
y un cartel sobre el mostrador dice:  fumar / prohibido ...


No es mi sitio, lo ha cambiado el tiempo, 
solo perduran los besos, en los rincones perdidos..... 
sin sabor a cigarros ni a vino...... pero,
devorando labios, como antes, recuerdo...........
la juventud no cambia, solo cambiamos los viejos


Jecego.