Mis andares nunca terminan.

No recuerdo quien me vendió tu silencio
quien usando tu cara me engañó,
no se si fue la ventisca o fue la lluvia
porque vinieron juntas las dos;


se que tú te alejaste de mi, en el momento
que la tormenta se alejó de mi memoria, 
y te fuiste muy lejos, más allá del alba
aunque siempre oigo el eco de tu voz.


No importa donde vayas, te buscaré
entre nubes, valles o montañas, te buscaré
vayas donde vayas, no te daré por perdida
necesito tus abrazos de ardiente llama;


como si nunca te hubieras separado de mi
como si nunca te hubieras ido de farra,
te buscaré siguiendo tus perfumes
hoy de azahares, mañana de rosa blanca;


pregunté a las nubes, al viento, al alba
que si te habían visto pasar dando tus señas;
un Sol muy divertido me dijo:  amigo no busques más
es propiedad mía, vive más allá de las tormentas;


estuvo  a tu lado en las temporadas calmas  
pero le asusta el viento y el agua,
y se ha ocultado detrás de las nubes negras
llorando, triste y abrumada;


solo se asoma en las noches claras
se llama Vía Láctea;  y mirándola relaja el alma,
no necesitas buscarla en otros lugares
solo mirando al cielo puedes encontrarla.


Jecego.